Queridos leídos
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Los cascabeles mayas
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Tiemblan inquietos en lo profundo de la selva
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Guardianes insomnes de las grutas secretas
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Donde habitan los espíritus del inframundo
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Que se regodean en la atávica
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Circunstancia de las calaveras
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Que antaño fueron allá esparcidas
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Como posos de los vencidos
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Los tapires saben de estos secretos
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Por eso no se alejan nunca
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De la segura frondosidad de los ríos
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Amigos
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No vaguéis por la noche por este bosque
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Cuando los colibríes
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Han recogido la luz en su nido
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Es cuando los coyotes vagan a sus anchas
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Como mensajeros del submundo
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Buscando descuidados autostopistas
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Que añadir a esas suculentas colecciones de ultratumba
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No despreciéis, compañeros
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Mis consejos, desde las frondosas lindes
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Firmado
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El corresponsal de revolución
